Las 3:33 de la madrugada en el estudio, el micrófono hambriento, las paredes preparadas, nadie va a escuchar mis gritos allá afuera. En el sofá, mientras el ingeniero miquea la batería, sueño con uñas sucias de sangre, uñas largas como las afiladas varas de madera de un booby trap. Alguien ha pegado diamantes a esas trampas, alguien ha rociado con gasolina las marcas que dejan en las paredes de mi vigilia esas uñas. Son las uñas postizas de Cardi B. Uñas que han crecido en mi mente como los views de su Bodak Yellow en Youtube, la canción que la catapultó el año pasado al éxito internacional y con la que destronó a su excelencia Lauryn Hill, quien desde 1998 era la única rapera en llegar al tope de la Billboard Hot 100 with a solo song.
Bodak Yellow means business. Es un himno crudo y catchy escrito por una mujer que ha confesado que escribe sobre lo que le gusta y que lo que le gusta es ‘fighting bitches’. Un comentario tan real como el trabajo que hay detrás de sus uñas, 3 horas en el reloj de una mujer asiática, cuyo rostro, esquivo como letras escritas con viento, puede encontrarse en cada rincón del planeta. Rosa, Nam ha, Jenny. Jenny Bui es la encargada de las uñas de Cardi y también aparece en mi sueño, ahora en dos locations, afilándoselas como puntas de estiletos con las que Cardi terminará por sacarnos los ojos, si no es que ya lo ha hecho, y estos ojos, que creen verla, son adornos, lágrimas de Swarovski que duele expulsar. Esto no es llorar. Esto es mirar la vida de Cardi, antes de que fuese Cardi. A “Dickens was here” graffiti bomb in Highbridge, the Bronx.
Mi papá murió en una fábula de este tipo. A rags to riches fantasy shot him in the face in the Bronx. A Dominican-American trend in the eighties. Ir a NY y volver rico. Or dead. Cardi es producto de ese primer gran éxodo dominicano y sus mitologías. Born in the Bronx, a couple of blocks from 1520 Sedgwick Avenue, el lugar donde nació el hip hop, she’s the stuff of legends – ‘Lo primero que hizo cuando nació fue quitarse las argollas para entrarse a trompadas con el obstetra, las enfermeras apostaron su salarios a la bebé con uñas acrílicas and then watched her cut her own umbilical cord with her teeth.’
Además de leyenda es la heredera de una dinastía musical afrocaribeña en el exilio que convocó en su homenaje sampleado a Pete Rodriguez’s ‘I Like It Like That’, a famous boogaloo, el equivalente del latin trap en los sesenta. In the sixties en NYC, los chamacos también aprendían a rimar, not over copy pasted loops but over hip Afro-Cuban beats played on a conga. Salsa was born, a sound more than a genre, that mixed son cubano, mambo, bossa nova, jazz, plena and soul. De ese período de exceso y experimentación emergió una mujer extraordinaria sin la que es imposible hablar de Cardi: Lupe Victoria Yolí Raymond, ‘La Lupe’. Born in Cuba ‘the queen of latin soul’ had a coked-up flow she refilled onstage with the blow inside her own fake nails while throwing her shoes, jewelry, wigs and underwear at the audience. Her stage antics, similar to those of Iggy Pop, made Sartre call her a ‘musical animal’. Sartre diría lo mismo de Cardi. I know Simone de Beauvoir would.
Viéndola nacer de nuevo en sus surgery plans, hechos a la sombra de un dancing pole, frío y sudado, como una frente con PTSD. Cardi makes surgery plans punk rock. Does she know punk rock and hip hop are the same thing? A state of mind, como la diáspora. ¿Una condición? No, more like an army de mujeres trabajadoras con uñas fosforescentes que regresó a Santo Domingo en los noventa con billetes nuevos de cien a sacar de sus casas a una clase media que se creía blanca y cuya peor pesadilla eran esos black people in Mercedes que venían de Nueva York. These women (my cousins, sisters, aunts and friends) para quienes La Lupe es una deidad, love a good fight, they’ll bite your breasts off in Washington Heights porque las miraste raro, luego, todavía con extensiones de pelo ajeno en las manos, they’ll lecture you en las redes sociales about medicating yourself, abortions, jealousy and cheating. Truths told through humor, el rasgo más humano y redentor de la inteligencia. Cardi es el heraldo de este dominican brand de feminismo, virado al revés como una media, ‘subversive’ doesn’t begin to describe it. Estas mujeres, knowing themselves to be money making bodies, they extract a wicked pride out of it, the words ‘class struggle’ spelled in twenty-four-carat gold around their necks. As shiny and bloody as Cardi B’s moves en el quirófano, sonriente y anestesiada, invirtiendo su dinero en su negocio, como Jesucristo, su asesor financiero, le dijo que hiciera. The truth has set Cardi free, and it has also made her rich. Her truth about work, drugs, money, violence. La verdad sobre el jabón que le irrita el toto or the dick she ain’t getting cause her man is away, all in an accent as heavy and tough as the automatic weapons she mimics with her mouth.
Read the English translation.
Tentacle by Rita Indiana, translated by Achy Obejas, is available now in its first English language publication with And Other Stories.
Feature image © @iamcardib